Uno de los factores que permitió el desarrollo de la agricultura a lo largo de los siglos XII y XIII fue la extensión del uso del arado de vertedera. El arado de vertedera se distingue del arado romano, utilizado hasta ese momento, en que la pieza que realiza los surcos en la tierra se realiza en hierro y no en madera. De este modo, el hierro permitía remover mejor los suelos y acceder a suelos más profundos.
Al pulsar sobre la imagen podréis comprobar la diferencia entre el arado romano y el arado de vertedera.
Fuente: Anaya.
LA HUEBRA
ResponderEliminarA mi padre
La fuerte mano vertedera empuña,
oliendo a tierra la ardorosa viña,
y el surco abierto todo lo destiña,
tras de la mula y su negra pezuña.
La reja breve introducida en cuña
sortea cepas,las urge y apiña,
silencio adensa la muda campiña
en tanto el arador su impronta acuña.
Por una sabía guía la mancera,
apura al tronco de higueras y olivos,
aparta cantos y a su paso allana
dificultades, y hace llevadera
el cumplimiento de los objetivos
que abriendo surcos busca la besana.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA SIEMBRA DEL BARBECHO
ResponderEliminarLa mano vuela y lanza la semilla
que cae blanda en fértil ya el barbecho,
y la tierra núbil sirve de lecho
hasta tornarse seca y amarilla.
Ya sobre la tierra espejea y brilla
cercada por los pájaros de acecho,
que picando anulan el aprovecho
del grano reservado hacia la trilla.
Uncida y en collera va la yunta
que abre besana de una a otra punta
con la reja motora del arado.
En un campo brumoso del otoño
donde la mies invernal ya es retoño
del trigo que ha nacido en el cercado.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
IBAN MULAS MULERAS
ResponderEliminarIban mulas y muleras
de poderosas ancas,
cargadas de maderas
hasta las mismas trancas.
El barro les llegaba
hasta los corvejones,
cuando la uva llenaba
esparto de serones.
Cargaban sobre el lomo
jinete y vertedera,
y en la viña del lomo
romano de mancera.
En época de saca
los haces de los trigos,
y montones de alpaca
y las paseras de higos.
Después tirar de trilla
aparvando la parva,
del trillador la silla
y a mieses las aparva.
Acarrear el grano
y cargar con la paja,
cuando el sol del verano
con el sudor la alhaja.
Su estiércol aprovecho
para abonar los campos
que ilumina el barbecho
a la luz de los lampos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
SI HOMENAJE SE RINDIERA
ResponderEliminarA la mula en Cenicientos
Si homenaje se rindiera
a bestias de arada y carga,
una estatua ancha y larga
la mula se mereciera.
La viña lo agradeciera
y el barbecho en sus cimientos
y los buenos sentimientos
de los coruchos de antaño,
del pastoreo y rebaño
de campos de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
VUELA EL TAMO DE LA PARVA
ResponderEliminarVuela el tamo de la parva;
la tarde cayendo está
y el sol se aleja y se va
barbeándose la barba.
La mula impaciente escarba,
y desprovista de arreos
comienza a dar cabeceos,
y a la cuadra se encamina
al pesebre que culmina
el ansia de sus deseos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
CANTAR DE TRILLA
ResponderEliminarMi mulilla torda
el trillar lo borda,
ondula la parva,
resopla y escarba.
Atenta a mi voz
jamás da una coz,
es dócil y mansa
y nunca se cansa.
Feliz mi mulilla
le gusta la trilla,
el olor del trigo
y el trillar conmigo.
Y en el acarreo
nunca da un rodeo,
sabe que la paja
brillará en su caja
para su alimento
y su anual contento
en el largo invierno,
que resulta eterno.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL BIELDO
ResponderEliminarParábola corucha
El viento se ha levantado
y comenzado a soplar,
y al unísono aventar
el trillador en el prado.
El bieldo estuvo eclipsado
mas su eclipse no fue en vano,
ved al bieldo ciudadano
que en alianza con la parva,
no quiere tamo ni larva
y los separa del grano.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
EL CRISTO DEL POZO
ResponderEliminarPiedras que hacen contrapeso
y por delante la vara,
el sol brillando en la cara
y el agua en el cubo preso.
Una mano aguanta el peso
y otra lanza a la reguera,
agua que corre ligera
y que manando del pozo
el huerto era un puro gozo
a partir de primavera.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
A MEDIDA QUE MADURA
ResponderEliminarA medida que madura
la viña en pleno se alegra
viendo como su uva negra
la tierra parda escultura.
Negritud que en la llanura
va creando sedimentos
sobre racimos contentos
de integrar unos con otros
lo mejor entre nosotros
nuestro vino en Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
AL CENTRO MÉDICO DE LA RIVOTA
ResponderEliminarSIN OMITIR A NADIE
Venas, más nervios, tendones, tejidos,
que conforman un todo, un cuerpo humano,
precisan de un ejército y a mano
que una órganos y amaine sus quejidos.
Tebana legión, alma de afligidos,
integrada en el orden ciudadano,
consuelo cuando en males se es profano
y actuamos como infantes desvalidos.
Médicos discípulos de Galeno,
de Hipócrates consulta de doctoras,
llegado Ibn Siná de Isfahán remota,
hallamos el amplio recinto pleno
de enfermeras nutricias asesoras
de un docto vademécum en Rivota.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
A MI BORRICO APAREJO
ResponderEliminarA mi borrico aparejo,
poniéndole los lomillos
la enjalma en los solomillos
y cualquier otro trebejo.
El ataharre y la cincha
encajado su ramal,
y no siendo un carcamal
alegremente relincha.
Nos partimos volanderos
a por la pasera de higos,
como dos buenos amigos
amantes de los luceros.
La pasera en un majano
destila azúcar y miel
sobre el majano doncel,
que nos coge muy cercano.
Al borriquillo lo trabo
durante pocos minutos
que transcurren resolutos,
hasta que en breve destrabo.
Con higos lleno el serón
y regreso con la carga,
y a los higos los aguarda
lleno de harina un cajón.
Desaparejo al borrico
y alegremente rebuzna
y se agita y se espeluzna
con el agua en el hocico.
Y en la cuadra ya descansa
con la paja y la cebada,
lleva vida regalada
y ya dormido se amansa.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
IBAN MULAS MULERAS
ResponderEliminarIban mulas muleras
de poderosas ancas,
cargadas de maderas
hasta las mismas trancas.
El barro les llegaba
hasta los corvejones,
cuando la uva llenaba
esparto de serones.
Cargaban sobre el lomo
jinete y vertedera,
y en la viña del pomo
romano de mancera.
En época de saca
los haces de los trigos,
y montones de alpaca
y las paseras de higos.
Después tirar de trilla
aparvando la parva,
del trillador la silla
y a mieses las aparva.
Acarrear el grano
y cargar con la paja,
cuando el sol del verano
con el sudor la alhaja.
Su estiércol aprovecho
para abonar los campos
que ilumina el barbecho
a la luz de los lampos.
Mulas riadas de mulas
a hogar dieron sustentos
de frente o a reculas
de agros de Cenicientos.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
DÍAS DE SIEGA
ResponderEliminarEn los extensos días del verano
cuando julio se asoma al horizonte,
pinos del Tabalón pinar del monte
cosechaba mi padre paja y grano.
Detrás yo recogiendo con la mano
las espigas del pan con que se afronte,
el otoño e invierno de desmonte
del vuelo pavoroso del milano.
Con el mango de la hoz sobre la palma,
y el dedil como un crótalo engastado,
y olor a bálago y polvo de tamo.
Durmiendo en la besana sobre enjalma
del pajuz del barbecho despojado
de la espiga llamada a su reclamo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
LA CARGA DE LA MIES
ResponderEliminarCon aparejos, mula y angarillas,
por camino arcilloso y a trasmano
del ramal sujeción, feble la mano,
el niño va orientando las gavillas.
Percibiendo está el tamo de las trillas
bajo el calor de un julio soberano
que destrizando al bálago en verano,
va separando a paja de semillas.
Ya el Prado de la Fuente se aparece
como oasis ansiado de la espiga,
de hacinas de las mieses en las eras.
Que entre ancas de la yunta ya decrece,
extendida sobre la parva amiga
que las lleva directa a las trojeras.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho
A LA FERIA DE SOTILLO
ResponderEliminarA la feria de Sotillo,
de Sotillo de la Adrada,
jinete y mula albardada
hacen alto en un cerrillo.
La mula que coces daba
al sentir los aparejos
y del arado trebejos,
por los belfos resollaba.
De sudor un mar de espuma
le corría por las ancas,
como el agua de barrancas
que por Sotillo rezuma.
El camino hizo al galope
yendo desde Cenicientos,
cual Eolo dios de vientos
vertiginosos a tope.
Descabalgando el jinete,
entre susurros la calma,
quita lomillos y enjalma
y ella dócil se somete.
La seca lomos e ijares,
tripa y remos de las patas,
orillado entre unas matas
de olorosos tomillares.
Después la introduce al paso
y en la feria la introduce,
y su caminar seduce
por su tranco y acompaso.
Se interesan compradores
y la miran y examinan,
y palpándola conminan
a que muestre sus errores.
Extraños no hace la mula,
más mansedumbre no cabe
en falso animal que sabe
que en la feria se simula.
Y en la feria de Sotillo,
de Sotillo de la Adrada,
de feriantes muy colmada
se vendió este animalillo.
Saturnino Caraballo Díaz
El Poeta Corucho