lunes, 19 de enero de 2015

El arado de vertedera

Uno de los factores que permitió el desarrollo de la agricultura a lo largo de los siglos XII y XIII fue la extensión del uso del arado de vertedera. El arado de vertedera se distingue del arado romano, utilizado hasta ese momento, en que la pieza que realiza los surcos en la tierra se realiza en hierro y no en madera. De este modo, el hierro permitía remover mejor los suelos y acceder a suelos más profundos.

Al pulsar sobre la imagen podréis comprobar la diferencia entre el arado romano y el arado de vertedera. 

Fuente: Anaya.


15 comentarios:

  1. LA HUEBRA
    A mi padre

    La fuerte mano vertedera empuña,
    oliendo a tierra la ardorosa viña,
    y el surco abierto todo lo destiña,
    tras de la mula y su negra pezuña.

    La reja breve introducida en cuña
    sortea cepas,las urge y apiña,
    silencio adensa la muda campiña
    en tanto el arador su impronta acuña.

    Por una sabía guía la mancera,
    apura al tronco de higueras y olivos,
    aparta cantos y a su paso allana

    dificultades, y hace llevadera
    el cumplimiento de los objetivos
    que abriendo surcos busca la besana.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho


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  2. LA SIEMBRA DEL BARBECHO

    La mano vuela y lanza la semilla
    que cae blanda en fértil ya el barbecho,
    y la tierra núbil sirve de lecho
    hasta tornarse seca y amarilla.

    Ya sobre la tierra espejea y brilla
    cercada por los pájaros de acecho,
    que picando anulan el aprovecho
    del grano reservado hacia la trilla.

    Uncida y en collera va la yunta
    que abre besana de una a otra punta
    con la reja motora del arado.

    En un campo brumoso del otoño
    donde la mies invernal ya es retoño
    del trigo que ha nacido en el cercado.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  3. IBAN MULAS MULERAS

    Iban mulas y muleras
    de poderosas ancas,
    cargadas de maderas
    hasta las mismas trancas.

    El barro les llegaba
    hasta los corvejones,
    cuando la uva llenaba
    esparto de serones.

    Cargaban sobre el lomo
    jinete y vertedera,
    y en la viña del lomo
    romano de mancera.

    En época de saca
    los haces de los trigos,
    y montones de alpaca
    y las paseras de higos.

    Después tirar de trilla
    aparvando la parva,
    del trillador la silla
    y a mieses las aparva.

    Acarrear el grano
    y cargar con la paja,
    cuando el sol del verano
    con el sudor la alhaja.

    Su estiércol aprovecho
    para abonar los campos
    que ilumina el barbecho
    a la luz de los lampos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  4. SI HOMENAJE SE RINDIERA
    A la mula en Cenicientos

    Si homenaje se rindiera
    a bestias de arada y carga,
    una estatua ancha y larga
    la mula se mereciera.
    La viña lo agradeciera
    y el barbecho en sus cimientos
    y los buenos sentimientos
    de los coruchos de antaño,
    del pastoreo y rebaño
    de campos de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  5. VUELA EL TAMO DE LA PARVA

    Vuela el tamo de la parva;
    la tarde cayendo está
    y el sol se aleja y se va
    barbeándose la barba.
    La mula impaciente escarba,
    y desprovista de arreos
    comienza a dar cabeceos,
    y a la cuadra se encamina
    al pesebre que culmina
    el ansia de sus deseos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  6. CANTAR DE TRILLA

    Mi mulilla torda
    el trillar lo borda,
    ondula la parva,
    resopla y escarba.
    Atenta a mi voz
    jamás da una coz,
    es dócil y mansa
    y nunca se cansa.
    Feliz mi mulilla
    le gusta la trilla,
    el olor del trigo
    y el trillar conmigo.
    Y en el acarreo
    nunca da un rodeo,
    sabe que la paja
    brillará en su caja
    para su alimento
    y su anual contento
    en el largo invierno,
    que resulta eterno.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  7. EL BIELDO
    Parábola corucha

    El viento se ha levantado
    y comenzado a soplar,
    y al unísono aventar
    el trillador en el prado.
    El bieldo estuvo eclipsado
    mas su eclipse no fue en vano,
    ved al bieldo ciudadano
    que en alianza con la parva,
    no quiere tamo ni larva
    y los separa del grano.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  8. EL CRISTO DEL POZO

    Piedras que hacen contrapeso
    y por delante la vara,
    el sol brillando en la cara
    y el agua en el cubo preso.
    Una mano aguanta el peso
    y otra lanza a la reguera,
    agua que corre ligera
    y que manando del pozo
    el huerto era un puro gozo
    a partir de primavera.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  9. A MEDIDA QUE MADURA

    A medida que madura
    la viña en pleno se alegra
    viendo como su uva negra
    la tierra parda escultura.
    Negritud que en la llanura
    va creando sedimentos
    sobre racimos contentos
    de integrar unos con otros
    lo mejor entre nosotros
    nuestro vino en Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  10. AL CENTRO MÉDICO DE LA RIVOTA
    SIN OMITIR A NADIE

    Venas, más nervios, tendones, tejidos,
    que conforman un todo, un cuerpo humano,
    precisan de un ejército y a mano
    que una órganos y amaine sus quejidos.

    Tebana legión, alma de afligidos,
    integrada en el orden ciudadano,
    consuelo cuando en males se es profano
    y actuamos como infantes desvalidos.

    Médicos discípulos de Galeno,
    de Hipócrates consulta de doctoras,
    llegado Ibn Siná de Isfahán remota,

    hallamos el amplio recinto pleno
    de enfermeras nutricias asesoras
    de un docto vademécum en Rivota.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  11. A MI BORRICO APAREJO

    A mi borrico aparejo,
    poniéndole los lomillos
    la enjalma en los solomillos
    y cualquier otro trebejo.

    El ataharre y la cincha
    encajado su ramal,
    y no siendo un carcamal
    alegremente relincha.

    Nos partimos volanderos
    a por la pasera de higos,
    como dos buenos amigos
    amantes de los luceros.

    La pasera en un majano
    destila azúcar y miel
    sobre el majano doncel,
    que nos coge muy cercano.

    Al borriquillo lo trabo
    durante pocos minutos
    que transcurren resolutos,
    hasta que en breve destrabo.

    Con higos lleno el serón
    y regreso con la carga,
    y a los higos los aguarda
    lleno de harina un cajón.

    Desaparejo al borrico
    y alegremente rebuzna
    y se agita y se espeluzna
    con el agua en el hocico.

    Y en la cuadra ya descansa
    con la paja y la cebada,
    lleva vida regalada
    y ya dormido se amansa.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  12. IBAN MULAS MULERAS

    Iban mulas muleras
    de poderosas ancas,
    cargadas de maderas
    hasta las mismas trancas.

    El barro les llegaba
    hasta los corvejones,
    cuando la uva llenaba
    esparto de serones.

    Cargaban sobre el lomo
    jinete y vertedera,
    y en la viña del pomo
    romano de mancera.

    En época de saca
    los haces de los trigos,
    y montones de alpaca
    y las paseras de higos.

    Después tirar de trilla
    aparvando la parva,
    del trillador la silla
    y a mieses las aparva.

    Acarrear el grano
    y cargar con la paja,
    cuando el sol del verano
    con el sudor la alhaja.

    Su estiércol aprovecho
    para abonar los campos
    que ilumina el barbecho
    a la luz de los lampos.

    Mulas riadas de mulas
    a hogar dieron sustentos
    de frente o a reculas
    de agros de Cenicientos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  13. DÍAS DE SIEGA

    En los extensos días del verano
    cuando julio se asoma al horizonte,
    pinos del Tabalón pinar del monte
    cosechaba mi padre paja y grano.

    Detrás yo recogiendo con la mano
    las espigas del pan con que se afronte,
    el otoño e invierno de desmonte
    del vuelo pavoroso del milano.

    Con el mango de la hoz sobre la palma,
    y el dedil como un crótalo engastado,
    y olor a bálago y polvo de tamo.

    Durmiendo en la besana sobre enjalma
    del pajuz del barbecho despojado
    de la espiga llamada a su reclamo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  14. LA CARGA DE LA MIES

    Con aparejos, mula y angarillas,
    por camino arcilloso y a trasmano
    del ramal sujeción, feble la mano,
    el niño va orientando las gavillas.

    Percibiendo está el tamo de las trillas
    bajo el calor de un julio soberano
    que destrizando al bálago en verano,
    va separando a paja de semillas.

    Ya el Prado de la Fuente se aparece
    como oasis ansiado de la espiga,
    de hacinas de las mieses en las eras.

    Que entre ancas de la yunta ya decrece,
    extendida sobre la parva amiga
    que las lleva directa a las trojeras.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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  15. A LA FERIA DE SOTILLO

    A la feria de Sotillo,
    de Sotillo de la Adrada,
    jinete y mula albardada
    hacen alto en un cerrillo.

    La mula que coces daba
    al sentir los aparejos
    y del arado trebejos,
    por los belfos resollaba.

    De sudor un mar de espuma
    le corría por las ancas,
    como el agua de barrancas
    que por Sotillo rezuma.

    El camino hizo al galope
    yendo desde Cenicientos,
    cual Eolo dios de vientos
    vertiginosos a tope.

    Descabalgando el jinete,
    entre susurros la calma,
    quita lomillos y enjalma
    y ella dócil se somete.

    La seca lomos e ijares,
    tripa y remos de las patas,
    orillado entre unas matas
    de olorosos tomillares.

    Después la introduce al paso
    y en la feria la introduce,
    y su caminar seduce
    por su tranco y acompaso.

    Se interesan compradores
    y la miran y examinan,
    y palpándola conminan
    a que muestre sus errores.

    Extraños no hace la mula,
    más mansedumbre no cabe
    en falso animal que sabe
    que en la feria se simula.

    Y en la feria de Sotillo,
    de Sotillo de la Adrada,
    de feriantes muy colmada
    se vendió este animalillo.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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